La sociedad española cuenta con la puesta en marcha de un importante conjunto de actuaciones y estrategias de educación pública, prevención y reducción de la violencia contra la mujer en las relaciones de pareja; se pueden constatar la creación de un Observatorio Estatal de Violencia sobre la mujer, los juzgados de Violencia sobre la mujer y el endurecimiento de sanciones respecto a los delitos de violencia mediante normas de carácter penal.
Como medidas correctoras suponen una respuesta reactiva a situaciones de violencia hacia las mujeres. Conocemos que existen cinco tipos de violencia (económica, física, sexual, social y psicológica), como dato se puede mencionar referido a la violencia psicológica de control, que un 25,4% de mujeres mayores de 16 años la ha sufrido a lo largo de la vida y aproximadamente una de cada cinco mujeres (20,4%) que alguna vez ha tenido una pareja ha recibido por parte de su pareja o expareja insultos o ha hecho que se sintiera mal consigo misma siendo ambas expresiones de la violencia psicológica emocional. (Macroencuesta de violencia contra la mujer, 2015)
Existe un dato que resalta de manera significativa y es el referido a la frecuencia de la violencia psicológica emocional por parte de cualquier pareja de estas mujeres, siendo el 95,4% de ellas las que la han sufrido a lo largo de su vida.
El contexto no es favorecedor de cambios a corto plazo, si se tiene en cuenta que unas de las problemáticas evidentes es el hecho de que muchas de las mujeres maltratadas aun y cuando denuncian su situación de maltrato, continúan manteniendo diferentes tipos de relaciones con sus maltratadores (conviven en la misma casa, comparten la custodia y educación de los hijos o dependen económicamente de sus parejas por haber abandonado sus proyectos profesionales para dedicarse a labores del hogar.
En el núcleo que mantiene la problemática y consecuencias de estas situaciones esta, la configuración social y psicológica de lo que viene siendo el rol de masculinidad y sus estereotipos (que es ser hombre y como se ha de manifestar en sus relaciones) y el cambio que se va construyendo en la subjetividad femenina producto de los movimientos que luchan por la equidad entre hombres y mujeres y la modificación de patrones educativos que ya no dan respuesta a una relación mas sana distanciada de esa relación de poder patriarcal.
Creemos que queda mucho por recorrer y proponemos en estas viñetas reflejar una posible solución, reflejada en la actitud de sus personajes. Esperamos que pronto deje de ser una viñeta y se convierta en una realidad para esas mujeres que todavía hoy, continúan viviendo en situaciones de maltrato.
Naiker Román Céspedes
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